lunes, 28 de febrero de 2011

Novela de ciencia ficción; 1984

Es muy dificil sentarse a escribir sobre un libro como 1984; dado que es una gran obra literaria y yo no soy para nada una critica de libros con basta experiencia.Sin embargo no podia dejar de lado una exquisita recomendación como esta; así que me tome el desafio y pues aquí vamos:

1984 fue escrito por George Orwell entre 1947 y 1948; su nombre se deriva de la inversión de los dos últimos digitos del año en que fue escrito (1948) y por los editores del libro como una estrategia comercial; también la historia del libro “transcurre” en ese año. Se ha descrito a este libro como uno de los grandes en la trilogía de libros antiutópicos de principios del siglo XX; los otros 2 son: Un mundo Feliz de Aldous Huxley (me encanta este libro) y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury; este último honestamente aún no lo he leido.

El libro describe a un gobierno totalitario, que se basa en el miedo, la represión, tortura y lavados de cerebro como mecanismos de control total y absoluto del pueblo.

La sociedad de este libro se ubica en una futura Inglaterra, hay dos grupos sociales ; los miembros del Partido único y el proletariado que vive en extrema pobreza, ignorantes de todo, atemorizados y aislados de la politica.En medio de esta sociedad vive nuestro personaje principal; Winston Smith; que trabaja como “reeditor de la historia” (este concepto me llamo mucho la atención y a lo largo de la historia del libro me di cuenta de lo real y tangible que es eso hoy actualmente) en uno de los cuatro Ministerios del Partido:

  • Ministerio del Amor: administra los castigos y torturas

  • Ministerio de la Paz: se encarga de los asuntos de la guerra.

  • Ministerio de la Abundancia: asuntos relacionados con la economía.

  • Ministerio de la Verdad: en este ministerio trabaja Winston y consiste en manipular todo documento historico para que el pasado coincida con la versión del Partido.

Winston se rebela internamente contra el regimen y busca como entrar secretamente en el grupo de resistencia llamado la Hermandad; dirigido por el enemigo del Líder del partido. Así conoce el amor en una joven llamada Julia que también es una “rebelde” de los mecanismos de la politica.

La forma en como el autor describe los acontecimientos de la historia es envolvente, entre más leía más quería saber como terminaba el libro, la descripción de la educación totalitara; la represión de la intimidad, el lavado del cerebro, tortura,etc;son solo algunos ejemplos de los temas que toca esta gran obra literaria.

Es muy extenso y complejo tratar de abreviar y explicar el argumento de este libro, aquí les dejo un link de wikipedia como referencia para que puedan ampliar un poco más su noción sobre el y espero que se decidan a leerlo, les sorprendera de una gran manera


http://es.wikipedia.org/wiki/1984_%28novela%29


Pdta: Este libro me lo recomendo un amigo de mi hermano; Chisto; así que si llega a leer este post; le doy las gracias por tan buena elección.

domingo, 27 de febrero de 2011

El Eremita astuto (Cuento Hindú)

Era un eremita de muy avanzada edad. Sus cabellos eran blancos como la espuma, y su rostro aparecía surcado con las profundas arrugas de más de un siglo de vida.
Pero su mente continuaba siendo sagaz y despierta y su cuerpo flexible como un lirio.
Sometiéndose a toda suerte de disciplinas y austeridades, había obtenido un asombroso dominio sobre sus facultades y desarrollado portentosos poderes psíquicos.

Pero, a pesar de ello, no había logrado debilitar su arrogante ego. La muerte no perdona a nadie, y cierto día, Yama, el Señor de la Muerte, envió a uno de sus emisarios para que atrapase al eremita y lo condujese a su reino.
El ermitaño, con su desarrollado poder clarividente, intuyó las intenciones del emisario de la muerte y, experto en el arte de la ubicuidad, proyectó treinta y nueve formas idénticas a la suya.
Cuando llegó el emisario de la muerte, contempló, estupefacto, cuarenta cuerpos iguales y, siéndole imposible detectar el cuerpo verdadero, no pudo apresar al astuto eremita y llevárselo consigo.
Fracasado el emisario de la muerte, regresó junto a Yama y le expuso lo acontecido.


Yama, el poderoso Señor de la Muerte, se quedó pensativo durante unos instantes. Acercó sus labios al oído del emisario y le dio algunas instrucciones de gran precisión.
Una sonrisa asomó en el rostro habitualmente circunspecto del emisario, que se puso seguidamente en marcha hacia donde habitaba el ermitaño. De nuevo, el eremita, con su tercer ojo altamente desarrollado y perceptivo, intuyó que se aproximaba el emisario.

En unos instantes, reprodujo el truco al que ya había recurrido anteriormente y recreó treinta y nueve formas idénticas a la suya.

El emisario de la muerte se encontró con cuarenta formas iguales.

Siguiendo las instrucciones de Yama, exclamó:

-Muy bien, pero que muy bien.!Qué gran proeza!

Y tras un breve silencio, agregó:

-Pero, indudablemente, hay un pequeño fallo.

Entonces el eremita, herido en su orgullo, se apresuró a preguntar:

-¿Cuál?

Y el emisario de la muerte pudo atrapar el cuerpo real del ermitaño y conducirlo sin demora a las tenebrosas esferas de la muerte.

*El Maestro dice: El ego abre el camino hacia la muerte y nos hace vivir de espaldas a la realidad del Ser.
Sin ego, eres el que jamás has dejado de ser.

Fuente-Internet
budistas.net/

martes, 22 de febrero de 2011

Frase de este momento

"El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta."

Federico García Lorca
Poeta, dramaturgo y prosista.
(España 1898/1936)

Stoerkodder, el anciano feroz ( Nórdico )

Stoerkodder fue el más orgulloso, el más fuerte y valeroso de los guerreros vikingos. Pero tuvo la desdicha de que ninguna espada bebiera su sangre antes de que la terrible vejez cayera sobre sus huesos.
– ¿Tendré que morir en mi cama, como un hombre de baja cuna? –se preguntaba–.
- ¿No existe para mí una lanza lo bastante aguda, una espada lo bastante filosa para enviarme a participar en el festín de Odín?
Una muerte sin gloria me llevará confundido para siempre con los esclavos, los comerciantes o los cuentistas.
Un día Stoerkodder puso en una bolsa todo el oro que poseía, la ató a su cuello, tomó dos espadas y encorvado sobre sus muletas salió a buscar a la muerte por los caminos.
Sin embargo, aún inválido, su fama lo precedía y nadie deseaba atacarlo ni provocar su cólera.

A todos desafiaba, a todos insultaba con palabras brutales, tratando de que alguien le propusiera por fin la lucha final. Maltratando y escarneciendo a sus amigos y enemigos, vagaba de comarca en comarca, despertando el temor y la pena. Y en todas partes encontraba como única respuesta el respeto y los buenos deseos.

Un día, cuando atravesaba la llanura de Roliung, vio venir una bulliciosa partida de caza, que volvía con alegría de una jornada favorable. Stoerkodder, caminando penosamente sobre sus muletas, no hizo el menor esfuerzo por dejar paso. El noble señor que comandaba la partida dio orden a dos de sus servidores de que echaran a un lado a ese mendigo que se atravesaba en su camino.
Usando sus muletas como única arma y con la fuerza descomunal de sus enormes brazos, el anciano hizo caer a los dos jinetes de sus caballos y los dejó tendidos en la tierra.
El noble cazador, asombrado, se adelantó para hablar con él.

– ¿Quién eres, gran guerrero, capaz de hacer con la madera lo que otros hacen con el hierro?

–Soy demasiado viejo y tú demasiado joven para que nos podamos conocer –dijo el anciano–. Pero quizás alguno de tus antepasados oyó hablar de Stoerkodder.

–Ilustre Stoerkodder, todo hombre de coraje ha escuchado tu nombre desde la infancia. Hader, hijo de Hlennes, te saluda y te honra.

–Entonces me equivocaba: te conozco. Te pareces a tu padre, con el que tuve buena amistad. Muy viejos deben estar mis ojos para que no haya reconocido tu estirpe de inmediato. La última vez que vi a tu padre, Hlennes, tenía el cráneo abierto hasta las cejas y mi espada Skum estaba clavada en él, tan profundamente que tuve que apoyar el pie en su frente para extraerla.


–En aquel tiempo –dijo Hader–, yo acababa de nacer. Y me han contado, en efecto, que mi padre cayó bajo tu espada en justo y leal combate.

Al oír estas palabras, Stoerkodder enrojeció. Sus ojos se inflamaron y dijo con voz de tormenta:

– ¡Así saludas al hombre que mató a tu padre! Me saludas humildemente, me llamas ilustre, me rindes homenaje y el relato de la derrota de tu padre se confunde en tu memoria con las canciones de cuna de tu nodriza. ¡Ah, ya todo es vicio y cobardía! ¡Desde luego, algo huele a podrido en el reino de Dinamarca! Un joven encuentra al que más gravemente enfrentó a su familia y se da la vuelta preguntándose si no sería preferible huir lo más pronto posible.

Hader palideció.

–Calla, anciano –dijo gravemente–. No me hagas olvidar que tus cabellos son blancos y que tus piernas ya no te sostienen.

–Tu sangre habla –dijo Stoerkodder–. No ha muerto toda dignidad en ti. Me complace. Por eso yo, que nunca he rogado nada a nadie, te pido esto como una gracia: nadie se digna a poner remedio a mi achacosa vejez y tú eres mi única esperanza. Si tienes alguna admiración por el viejo Stoerkodder, dame el fin que reclamo; piensa que así cumplirás también con tu deber hacia tu padre.
Tomó la bolsa que llevaba atada al cuello y que contenía todo su oro.

–Ésta es mi herencia. Es tuya como pago y recompensa por tu buena acción.
–Que se haga conforme a tus deseos –dijo solemnemente Hader.
Bajó del caballo y sacó su espada. Pero Stoerkodder lo contuvo.

–Hay un solo acero capaz de matar a Stoerkodder: es Skum, mi buena hoja. Tómala con mano firme. Cuando yo incline la cabeza, golpéame en la nuca. No tiembles, ni des el golpe blandamente, pues tienes que separar la cabeza del tronco. Si al tiempo que me golpeas, alcanzas a saltar entre mi cuerpo y mi cabeza antes de que caigan al suelo, tu carne se volverá invulnerable a todo acero, serás insensible y nadie podrá herirte jamás.
¡Y ahora, que sea ya, Hader, hijo de Hlennes!

Como lo había asegurado, Stoerkodder bajó la cabeza y presentó su nuca. Hader, tomando con las dos manos la pesada espada Skum, la dejó caer con todas sus fuerzas en un golpe seco y brutal.
La cabeza cayó sobre la hierba y los hombres que se amontonaban alrededor vieron la boca del viejo guerrero morder y triturar la hierba al exhalar su alma feroz.
Pero Hader no intentó saltar entre el cuerpo y la cabeza del enorme Stoerkodder, porque sospechaba que el héroe, planeando su propia venganza, había de matarlo aplastándolo al caer sobre él con la enorme masa de su cuerpo sin cabeza.

Honrosamente, bajo un túmulo funerario, fue enterrado el viejo Stoerkodder. Luego Hader, hijo de Hlennes, tomó el oro y a Skum, la noble espada, y reuniendo a sus compañeros prosiguió su camino.

Fuente: Internet\Historia recopilada y narrada por Roberto Malo (escritor y animador)

lunes, 21 de febrero de 2011

Mi carro de Nicaragua o de como conocí la tierra del güegüence por Forrest D Colburn

Ambientado en los años 80 justo después de la Revolución Sandinista; el autor del libro, un gringo de California, profesor del INCAE, hizo su tesis acerca de la Nicaragua Revolucionaria durante diferentes estadias en ese país a lo largo de varios años de viaje; el autor nos introduce en la idiosincracia del pueblo nicaraguense atraves de su diario vivir desde su primer carro en tierras nicas ; un Fiat Bernila de 1973. Un extracto de un dialogo muy cómico entre el autor y el vendedor del carro es la mejor referencia para que lean este libro:


“Al inspeccionar el carro más detenidamente; noté algunos problemas, pero el propietario me explico sin pérdida de tiempo que en Nicaragua mis objeciones estaban fuera de lugar:

  • ¿Sólo el limpiador izquierdo del parabrisas sirve?

  • Pues si es el único que necesitás.

  • ¿No funciona el freno de emergencia?

  • Si dejás el carro en 1a cuando parqueas, no tenés necesidad de poner el freno de emergencia.

  • ¿No abre la puerta trasera derecha?

  • Bueno pero la izquierda sí.

  • ¿No funcionan las luces trasera?

  • Sólo necesitás las luces de adelante para ver.....”


Definitivamente es un libro que recomiendo, no solo tiene diálogos chistosos e inteligentes, anécdotas como que en Nicaragua había el único MacDonalds que en vez de papas fritas daban yuca frita o refresco de pitahaya en vez de coca cola me sacó la risa por varios minutos; también nos da una perspectiva diferente de los nicaraguenses; un pueblo de una revolución que aún en nuestros dias no muestra un cambio significativo en la vida de su gente.



domingo, 13 de febrero de 2011

Playa de La Garza


Garza, o la Playa de Garza, es un lugar del litoral en la región de Nicoya.
Allí se ha establecido un reciente y pequeño poblado cuyas gentes viven, principalmente, de la explotación de preciosos árboles maderables, como cedros, pochotes, cocobolas y caobas. A propósito de su nombre se refiere a la siguiente leyenda:

Mucho antes de que los blancos y barbados hubieran aparecido pos las playas que bañan el golfo de Nicoya, ese zafiro inmenso que se engasta en la coorna de cerros amatista y esmeralda que lo circulan, Diriá, el belicoso Cacique, envio una numerosa exspedición de guerreros a combatir a las tribus de Nosara.
Como rápidos y silenciosos coyotes los diriagueños cruzaron por entre tupidos matorrales; atravesaron ríos, nadando con las armas a la espalda; se abrieron trillos de danta bajo las cúpulas de los altos espabeles del bosque. Al fin de dos jornadas tuvieron a la vista una de las rancherías de las gentes de Nosara.
Unos cazadores nosareños descubrieron la presencia la presencia de sus enemigos y corrieron a avisar a los pobladores de los ranchos. Resonó el caracol, llenando el ámbito de zozobra. Tras de incendiar sus palenques, hombres, mujeres y niños, se internaron en las montañas vecinas a fin de escapar de sus invasores y en seguida tener tiempo para combatirlos.
La lucha fue sangrienta. Durante varios días flechas y hachas de ambos bandos combatientes no descansaron, clavándose en los robustos pechos, o rompiendo cabezas coronadas con plumas de lora.
Perdiendo terreno, los nosareños se iban replegando hacia la costa; sus bravos tapaliguis no retrocedían sin ofrecer tenaz resistencia a los diriageños. Sin embargo, la suerte de la lucha parecía a los súbditos del gran cacique Diriá.
A pesar del coraje de su hombres los nosareños iban a ser vencidos: cayó su jefe; los mejores guerreros fueron despedazados a manos de sus rivales; el pánico empezaba a cundir en las filas de sus flecheros.
En tan apurado trance apareció una mujer que se puso en frente de los combatientes. Era una mujer hermosa y ágil, culla piel tenía el color dorado de la canela. Volaba de uno a otro lugar, animando a los guerreros: hasta los mismos heridos recobraban ánimos y fuerzas, al verla tan animosa, y tan gallarda, y tan dispuesta a la lucha. De tal modo los animó y los guió que, al fin, los nosareños lograron poner en fuga a sus invasores.
Cuando al caer la tarde del último día de batalla los vencedores comenzaron a recoger a sus muertos y a curar a sus heridos, los cuales yacían sobre la arena de la playa, vieron que la doncella, que los había salvado de la derrota, estaba inmóvil cerca del agua, desangrándose por una herida abierta en el pecho; a su lado una esbelta garza morena, con el plumaje teñido en sangre, parecía acompañarla.
Murió la doncella y la garza desplegó sus alas en vuelo majestuoso sobre aquella playa de la Garza, y lentamente, se perdió en una lejanía de fuego y de azul esplendidos.

Fuente: Carlos Luis Sáenz. “Playa de la Garza”. En su libro “Las semillas de nuestro Rey”, p.44-68