Ya que el Gabo tenia problemas mecánicos desde hacia cerca de 15 días, tuve que nuevamente viajar en el bus del barrio.
Me acuerdo muy bien de esa mañana, mi rutina era llegaba a la parada a las 8am para casi a las las 8.35am llegar al centro de SJ, luego caminar tomar el bus de el trabajo, era lo usual.
Ese día al tomar el bus en la parada del Sión, el amable chofer hasta con sonrisa incluida dió los buenos dias, a el señor y a la muchacha que estaba primero y por último a este servidor...entonces pensé 'A la puta, ésto está medio raro!'.
Y esque después de tantos años de viajar en autobús ya uno pierde la fé en los choferes y en toda la raza humana.
Al salir a la calle principal casi bajando a Romanas Ballar confirmé mis sospechas, aunque ya eran tipo 8.05am aún había mucho tránsito, el amable chofer no hizo la fila de la salida, sino que se fue al carril izquierdo y dobló/atravezó a su derecha, dejando 'prensado' a un toyota tercel de esos pequeñitos, gritos y señas entre ambos conductores no se hizo esperar.
De ese capítulo en adelante el caos viajaba con nosotros! Y no éramos muchos, creo unos 8 pasajeros aunque no se si éramos como un camión de ganado rumbo a Montecillos.
Había una particularidad, éste chofer se empeñaba en acomodarse SIEMPRE al carril derecho, y sonaba el pito a cada instante, creo inclusive el los semáforos en rojo o millonésimas de segundos antes de que cambiara de rojo a verde.
No entendía el por qué lo hacía ?! Ya que usualmente muchos choferes buscan el carril donde el tránsito es más fluido, pero este señor no, se creía el amo y señor del carril derecho.
Y el asunto se puso peor cuando bajando de la Muni de Guadalupe hacia el Napo no habia mucho
carro entonces dió rienda suelta a su deseo de corredor de pista y la velocidad que llevavamos era bastante. Del Napo hacia el centro comercial de Guadalupe siguió con el empeño de seguir el lado derecho de la vía.
Aún no me explico como (ya que es una distancia muy corta), pero de la parada del comercial de Guadalupe bajando por el puente de los incurables, creo hasta pudimos experimentar 'gravedad cero' del hijueputa brinco que pegó el bus.
Ya llegado a la estación del ferrocarril del Pacífico el cruce del tren nos detuvo varios minutos y fué ahí donde probablemente por la espera, causó un cierto letargo mañanero que sirvió para que el resto del viaje terminara tranquilo.
Es ahí también donde me dió tiempo de tomar la foto desde atrás del autobús, a mi izquierda pueden ver mi cara de preocupación por mi destino, que por dicha no fue nada :-/
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